La aseguradora DKV está en el ecuador de las obras de remodelación de su nueva sede, que estará terminada para finales de febrero, y que quiere convertir en un ejemplo de eficiencia energética y sostenibilidad, explicó Carlos Martínez, director de Servicios Generales de la compañía, durante una visita al edificio.

La compañía, filial del grupo alemán Munich Re, ha invertido 7,3 millones de euros en la reforma de la torre sur de nueve plantas comprada en el complejo del World Trade Center (WTC) de Zaragoza. La operación inmobiliaria más importante que se ha realizado en la ciudad en los últimos años se firmó en abril de 2013, tras el desacuerdo con el parque empresarial de la Expo, la ubicación inicial. El importe de las obras se suma a los alrededor de 20 millones de euros de la adquisición del inmueble, aunque desde la compañía no comentaron esta cifra y solo aludieron al acuerdo de confidencialidad suscrito.

En noviembre pasado comenzaron las obras, cuyo proyecto ha sido diseñado por la división de arquitectura de la consultora Aguirre Newman. Desde que anunciaran que iban a la Expo hasta ahora han pasado cuatro años. Martínez aseguró que el traslado era una «necesidad», por falta de espacio en la sede de la avenida Cesaraugusto, para poder «soportar el crecimiento en España». La compañía ha pasado en 15 años de una facturación de 120 millones de euros a 640 millones.

En el edificio de 12.700 metros cuadrados está previsto que trabajen 300 personas, incluido un ‘call center’ (centro de atención telefónica) de la Fundación DKV Integralia, apuntó Martínez. Este empleará a unas 25 personas con discapacidad, por lo que el edificio está previsto que logre la certificación en accesibilidad.

Este es uno de los muchos certificados a los que aspira el proyecto para ser modelo de sostenibilidad. «Tenemos unos objetivos bastante ambiciosos», confesó Martínez. El directivo detalló durante la visita a la que denominó «Torre DKV» una larga lista de certificaciones desde medioambientales a éticas junto con ahorros en los consumos básicos en las que trabajan. Se ha instalado una caldera de biomasa cuya inversión se espera recuperar en tres años y medio, la iluminación será LED –había más de 400 luminarias de bajo consumo que se han donado a Feaps– y se han colocado filtros solares en los cristales. En la lista aparecen medidas menos frecuentes como la utilización de moqueta que retiene el polvo, urinarios químicos que no consumen agua y plantas que «fabrican» oxígeno, entre ellas, alguna con nombre curioso como espada de San Jorge o lengua de suegra.

El objetivo de hacer un edificio ‘verde’ ha sido la razón de llevar a cabo una remodelación total del interior. Entre las dificultades, que «estaba diseñado como parte de un complejo, con muchas instalaciones compartidas», dijo Martínez. Por ello, las han independizado, sobre todo, en servicios como el suministro eléctrico. Un aspecto clave porque allí se ubicarán todos los servidores informáticos del grupo, que suponen el 50% del consumo energético total.

Además, contará con un centro de formación para la firma en España, por lo que «todos los empleados van a desfilar por aquí», aseguró. Este se encontrará en la octava planta, junto a los despachos de presidencia. En la novena se instalará una cafetería con vistas, aunque ayer no fue posible disfrutarlas por la densa niebla, y biblioteca. En el sótano los empleados tendrán un gimnasio «no para ponerse cachas», precisó Martínez, sino atendido por un fisioterapeuta. También habrá una sala multiusos disponible para exposiciones y todo tipo de actos.

Fuente: Heraldo de Aragón